Por Federico Bruno
Kryptonita era una de las películas más esperadas de este Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, y fue la primera que agotó todas sus funciones. Después de la violenta Diablo,su director Nicanor Loreti se sumerge en un mundo de superhéroes del conurbano bonaerense que anuncian que “la justicia la liga”. La adaptación de la novela de Leonardo Oyola -espera su quinta edición- en pantalla grande.
-La travesti Lady Di en Kryptonita parece la mujer más linda del mundo, ¿cómo construiste ese personaje?
Cuando salió Lautaro Delgado en mini short y con peluca se fue todo a la mierda. Si mirás con cierta atención al público en una parte de la película más de uno le va a mirar el culo.
-¿Qué desafíos te propusiste con este lanzamiento que no habías explorado tus películas?
Siempre me había frustrado mucho en las otras películas que nunca había metido la cantidad de planos que quería y acá lo llamé a Mariano Suárez (director de fotografía). Le dije:
-Te voy a dar cuatro faroles, ¿qué cámara querés para usar cuatro faroles y hacerme 50 tomas por día.
-Tal cámara.
-Bueno, pero después no me cagués.
Y lo empujé todo el tiempo a cámara en mano, después hable Gustavo Fernández Triviño -otro director, hizo De martes a martes- que él había hecho una película en cuatro semanas y duraba 120 minutos la primera versión. “¿Cómo hiciste?”, le dije. Me dijo que cada vez que cortaba hacía poner la cámara en otro lugar, el director de fotografía insistió que no pero lo convencimos. Funcionó, pero fue empujarlo hacia el abismo.
-Pienso en el efecto de Flash en Ráfaga, ¿cómo destacar rasgos distintivos de superhéroes pero de forma sutil?
Todas esas cosas las pensamos desde la puesta de cámara, antes de filmar. En algunos momentos pensamos en sumarle el efecto de Flash, no quiero buchonear nada de la película igual. Después vimos que en el delirio que era todo ya funcionaba como estaba, digamos. Queríamos poner esa cosa de crudeza y no pasarnos de rosca, que no se convirtiera de repente en Avengers. Que no es. Mantuvimos los efectos especiales a lo que tenés que ver digamos, qué puede hacer cual o tal personaje. Con Ráfaga estaba bueno el chiste; no lo viste y lo hizo; está acá y ahora está allá. Le íbamos a quitar la mística si lo ves con toda la impronta de Flash, esos movimientos en el mundo computadoril no son tan difíciles de hacer, es más tiempo que plata
-¿Existió algún prejuicio con el papel de Nicolás Vázquez?
Quedó buenísimo, esa cosa de nene que de repente es un psicópata. Eso que creó fue un flash. En el libro está descripto de otra manera y nosotros le encontramos una vuelta. Para mí algo que tenía en común con el personaje es esa cosa de ir al frente, pero después es totalmente distinto, el psicópata es ese tipo que todo bien – todo mal – todo bien – todo mal; todo lo naif que le agregó quedó espectacular.
-¿Cómo evitaste que los personajes no se hagan amigos en el set? Y que exista la hostilidad o tensión cuando es necesario por ejemplo el personaje de Nilda.
Fue importante crear esa atmósfera cuando los personajes tienen que ser camaradas, más allá de eso creo que Susana Varela es una actriz increíble, de las mejores que hay en este país. Cuando la vi en un corto que se llama Coral quise hacer algo con ella; después en Elefante blanco tiene la mejor escena de la película, cuando Darín va a ver a la madraza de todo y ahí está esta mina. Lo más importante del elenco fue las ganas de hacerlo, lo demostró Rago y cualquiera de los que se sumaron… Era un proyecto tan particular que estabas adentro o estabas afuera, si entrabas con dudas ibas a quedar tecleando. Cuando ya estaban todos sumados fue ir derecho todos juntos.
-Grabaron todo de forma intensiva y en cinco semanas, ¿cómo manejaste el tiempo de los actores involucrados a otros proyectos?
Por ejemplo, Capusotto terminó de filmar sus partes y estaba esperando cagado de frío atrás de todos. Le tiraba los textos a Diego Cremonesi y en un corte Cremonesi viene a decirme que se los podía decir otra persona. Le conté que ya le habíamos dicho que se vaya, pero se quedó tirando los diálogos. Se podía enfermar. No necesitamos camiones hidrantes porque llovió mucho ese tiempo.
-¿Cómo interpretás la expectativa del público?
Cuando estemos tirados en unos años podemos decir: “se junta el grupo de Kryptonita, 20 mangos la entrada” o hacemos la 2 (se ríe). En serio, nadie esperó esto de las funciones agotadas y que en unos días el tráiler oficial se haya visto más de 100.000 veces más los que se replicaron.
-De vez en cuando engancho Diablo en I-Sat, ¿quedó como tu hit?
La experiencia de Diablo me curtió en todos los sentidos, desde pasar por un festival, ganar y después que no te cambie la vida. Llegar a tu casa con una limusina. Por otra parte todo lo que se generó con la película hace que aún hoy siga viviendo, existe, todavía respira. Para mí eso es muy groso, lo que siempre quise hacer como cineasta era lo que yo veía de chico en la tele: una película que la daban ocho veces. Yo quiero hacer una película así, no la de un chabón mirando como se le enfría el té; es muy conmovedor pero a la segunda vista se complica.
-Hablando de Diablo, ¿cómo te manejás con Juan Palomino en un protagónico?
Con Juan somos como hermanos, realmente así, el chabón me va a seguir hasta el infierno y yo a él. Si me pide una película que esté apretando con Lautaro Delgado todo el tiempo la voy a tener que dirigir, lo mismo al revés.
-¿Cuánto significan para vos los premios?
Más allá del premio o no, no le podemos pedir más nada a Mar del Plata, de hecho lo hablé con varios de los actores. Que encima vinieron todos, Capussotto no podía y Carca creo que está en Babasónicos en México o algo por el estilo. Hay que ir con ninguna expectativa, pasar la película, pasarla bien y que pasen cosas buenas. Después es la decisión de tres personas que son jurados, quizás si fueran otros tres decidirían otras cosas. Eso tenés que tenerlo en cuenta para que si ganás un premio o no, no se te vaya la cabeza porque en realidad también es lo mismo en cómo se eligen las películas para festivales, hay seis programadores, si fueran otros seis serían otras películas. Está bueno tomar esa distancia, si no te pasás la vida corriendo atrás de un conejo. “Bueno, voy a hacer otra para llegar a tal lugar”, y nunca es suficiente. Lo que importante es que existan las películas y que después sobrevivan.
-¿Qué problemas tuvieron para manejar al narrador de la novela, El Tordo?
Sí, muchos. Es el personaje más complejo, tuvo mucha reescritura en el guión. Se le agregaron muchas cosas para darle la tridimensionalidad que lo haga funcionar en la película. En la novela como narrador funcionaba pero acá no, hizo que muchos actores que lo leyeron quisieran otros papeles. Cuando entró Diego Velázquez dijo que sí de una. Ahí me puse contento. “Qué bueno un tipo dijo que sí”, pensé primero. Después de verlo en Los siete locos me di cuenta que es enorme. La suerte que tuvimos en tenerlo, no me imaginaba tanto.
-¿Te imaginás un pibe en una boletería eligiendo entre Kryptonita y Star Wars?
Alejandro De Gracia que es el distribuidor está muy confiado en el 3 de diciembre, no hay otros estrenos argentinos y confía la supervivencia de Kryptonita durante Star Wars que es dos semanas después, todo depende cómo arranque. Si no siempre podemos mandar a Cabeza de tortuga a apretar a alguien. Socios por accidente 2 compitió con Minions e Intensa-Mente y fue crudísimo. Hay que tener un poco de huevos e ir para adelante, si no, no estrenás nunca.